viernes, 11 de septiembre de 2009

Nos hacemos una escapadita



Hola muchach@s, queríamos despedirnos por un ratito nomás porque nos vamos de gira por la costa argentina, a pescar y a tomar solcito y a rasparnos la cara con arena que parece que hay un viento de locos (y de locas, no se enojen las feministas). No se aflijan que les traeremos fotos y cuando levantemos la copa de tinto o de birra para brindar nos acordaremos de ustedes, del blog, de todo lo que dejamos atrás: de los años mozos, de las mozas, de las mazas, de las misas, de las mesas, de las musas, etc, etc.. Salimos esta noche, como diría la Coca Sarli: nos tomamos el primer micro a Sri Lanka (estaba en la Pampa). Pero antes yo, R., voy a pasar el mal trago de hacerme un conducto en un dientecito que me duele como la puta madre, como si me hubiera crecido un alien en la boca y se anduviera peleando con Sigourney Weaver. Un alien con problemas de conducta, como todos los alien y como mis amigas de embanda, que nunca se destacaron por su buena conducta y que si de chicas se sintieron escoltas fue porque una bandera les paso al lado.


Ah! Y para finalizar les dejamos abajo, así se van entreteniendo, la impagable crónica de G. Gerarda sobre un paseo dominguero:



Fiebre de domingo por la tarde


"Llega el domingo y una embanda que no está obligada a la costumbre de almuerzo familiar y no ha organizado plan amistoso empieza a manotear para cerrar el fin de semana evitando que la tarde se le venga ‘en banda’.
Amaneciendo pasado el mediodía con resaca de viernes todavía, reforzada con alguna recorrida nocturna de sábado, salgo eyectada de la cama.
Todos los horóscopos vaticinan una jornada amorosa inmejorable y volviéndome devota del santo festejable en el día de la fecha, me meto en la ducha convencida que este será el día de un encuentro increíblemente inesperado. Mentira! una embanda tiene tanto tiempo que se la pasa imaginando y elucubrando futuros encuentros, entonces ya dejan de ser ‘inesperados’.
Después de probar suerte con media lista de contactos del celu para armar la tarde, llamo a mi amiga R de Robertina. Los primeros 30 minutos de charla giran alrededor de los pronósticos astrológicos para la jornada. Una vez agotadas de contarnos una y otra vez lo mismo , le digo: “¿Nos vamos a Costanera Sur que hay solcito?”
Robertina que está tan o más embanda que yo, contesta: “Sí ¡dale!” Y agrega: “Yo llevo los rollers por si vos enganchas algo y me quedo sola”. Vale aclarar que R de Robertina es del mismo signo que yo. A toda la fe que me tiene se le opone radicalmente la visión pesimista de sus propias posibilidades, digo ‘radicalmente’ aunque R es peronista.
Paso a buscar a Robertina en el 152, algo así como el auto de lujo para salidas embanda.
En el trayecto hacemos recorrida visual obligada a la esquina de Santa Fe y Pueyrredón casi como acto reflejo que ha quedado incorporado de épocas otrora, cuando esa esquina era una de las pocas que atesoraba visibilidad y movimiento.
Bajamos en Pasero Colón e Independencia y cruzamos el tan controvertido Puerto Madero, barrio que una embanda solo se arriesga a transitar con dos fines bastante claros. O bien por una promesa de alguna adinerada señorita que podría hacernos sucumbir al estado embanda o bien en busca de alguna colega embanda que transite por sus calles, tan femeninas todas. Yendo y viniendo, internándose en una especie de recorrido didáctico por la Rosario Vera Peñaloza, haciendo militancia por la Juana Manso hasta toparse con la Azucena Villaflor para seguir caminando heroica, la Macacha Güemes, descansar un rato en el Parque Mujeres Argentinas y terminar con audacia en la Mariquita Sanchez de Thompson. Un embanda se aventura en esta senda como si al recorrer cada manzana fuera un poco como cada una de estas mujeres o anduviera con cada una de ellas ganándole batallas a la vida.
Con R de Robertina cruzamos el dique 2 viendo de lejos el Puente de la Mujer, al que hacemos una reverencia con el recogimiento de un religioso que pasa por su templo, y nos adentramos en Costanera.
Después de un poco de caminata, R pega un grito: “¡Miráaaaaaaaaaaaa la Lola Moraaaaaaaaaaa!” Y de un manotazo me ubica la cabeza en dirección a ella. Asombrada por su reacción frente a tal belleza escultórica pienso que es un tanto exagerada para haberla visto ya tantas veces que supongo la conoce como si ella misma, en persona, hubiese asistido al nacimiento de Venus. En ese momento agrega: “Miráaaaaaaaaa G, ves la Lola Moraaaaaaa? Está llena de teenagers embandaaaaaaaaaa!” Fue entonces cuando comprendí que su euforia no respondía al avistaje del grupo escultórico que le resultaba una imagen familiar y harto recorrida al menos desde entrados los 90 cuando quedó descubierta de los yuyales. Y ahí nomás, le recuerdo: “Pensar que yo venía a chapar cuando por acá no se podía caminar más que a fuerza de coraje!”
Yo me había puesto nostálgica y Robertina estaba tan exaltada que se había vuelto difícil sostener un dialogo coherente. Era una de esas conversaciones que nosotras solemos llamar básicamente “embanda”.
A esta altura ya habíamos hecho tanta autorreferencia al género que empezamos a distraernos con algunos muchachitos que paseaban en cuero para broncear su torso. Vale aclarar que la distracción fue a modo de simple confrontación para corroborar que seguíamos eligiendo quedarnos con las nereidas.
Cruzando la Avenida hacemos una ‘parada embanda’ y nos clavamos una bondiola al paso; tirando por la borda, por la proa y por la popa también, las semanas de dieta macrobiótica. Sandwich en mano, entramos en la reserva ecológica y se abre ante nuestros ojos un paisaje por demás florido, y no precisamente porque la ‘flora’ estuviera haciendo alarde de su fertilidad.
En el trayecto nos cruzamos con varias familias sobrepobladas de niños que se abrían paso a fuerza de canastas repletas de víveres como decidiendo sacar una estadía de fin de semana completo en Costanera Sur.
Zambullidas ya de lleno en la reserva, empezamos a cruzar a varios amigos de la comunidad buscando presa, y en este caso tampoco me refiero a la ‘fauna’ del lugar, o mejor dicho sí, aunque del tipo racional… bueno, en algunos casos más que otros…
Y por fin, ahí donde se pierde el diminuto cause de agua que va quedando entre el relleno de terreno que han hecho y la devastación por los asiduos incendios, estaban ellas! Unas ‘ninfas embanda’ que posaban como escapadas de la mano en el mármol de Lola Mora:
- La motoquera, con su voz ronca que al pasar me susurró “tengo fuego” y antes de darme vuelta con mi cigarrillo a medio encender ya tenía un ‘ronson’ haciendo llama.
- Las amiguitas ‘pop’, dos especies de barbies vestidas de colores que jugaban solas al Pictionary sobre una lonita amarilla.
- La señora mayor que a falta de nietos había traído de paseo a su gran danés plata y al pasar R de Robertina le tiró un tarascón (ella, no el perrito)
- La pareja de diez años de convivencia en plena discusión que arrancó con ponerse de acuerdo por quien cocinaba a la noche y terminó estallando en quien se quedaba con la licuadora en la separación de bienes.
- La veinteañera que parecía querer probar con la señora mayor
- La señora mayor que parecía querer seguir probando con la veinteañera
- El grupo de amigas del secundario que se reconocieron años después: tortas y embanda
- Las compañeras docentes que también se reconocieron tortas y embanda pero no pueden hacer olas!
- La señorita que se mostraba cómoda en su traje de caballero
- La dama que jugaba a las escondidas, salida como de una foto de la Munich, para atraer miradas curiosas
- La chica ochentona que se pavoneaba con su campera de cuero con tachas y sus texanas, escapada de un videoclip de Pepsi Music
- La muchacha electrónica con sus zapatillas botitas y el mp ‘35’ al taco
En fin todo esto sin contar al grupo etário de adolescentes que ya en sí mismo encerraba representaciones de miles de tribus urbanas.
Dimos vueltas y más vueltas identificando, examinando, mirando y disfrutando de la variedad de especies embanda que habitaban de momento la Costanera Sur.
Cuando cayó la noche el paisaje había cambiado un poco. Ahí mismo, con un roller cada una, solo para justificar su traslado, Robertina y yo fuimos patinando hacia algún otro ‘paradero embanda’".

martes, 8 de septiembre de 2009

titulares como adicción a internet libre

ema la cautiva la liebre cómo me hice monja la costurera y el viento la guerra de las gimnastas tan de repente el volante el monje budista y su hermana teatrista una chinchilla no hace verano tu cabeza es un libro abierto donde no dice nada excepto UFA. UFO. OVNI.

Pongamos una foto de aira o de aire para emancipar y yo soy del agua mientras otras se zarandean.

A LAS SEGUIDORAS ADOLESCENTES: no desesperen. en la próxima reunión de borracheras se enteran.

LATIN LOVERS

Ego puto en orto meo - dijo N. de Nuria en una noche febril. Y contra su voluntad.

Todas supimos de qué se trataba: ella riega su jardín cada día, como una florcita.

El matrimonio es una mierda, la familia es un orto - dijo F. de Fabiola.

R. de Robertina se rió.
G. de Gerarda estaba ausente.

R&G se van a la costa argentina este fin de semana. OK OK OK
N&F no saben qué hacer este fin de semana.

lunes, 7 de septiembre de 2009

La cerveza de oro


Llegó el sábado y no había nada que hacer. Resolvimos reunión completa de Embanda y nos agarró la noche por el centro. Fuimos a una lectura de poesía porque nos gusta la poesía y porque además no cobran entrada (creo que en cuanto empiecen a cobrar entrada nos va a gustar la narrativa). Después nos fuimos a tomar cerveza y no medimos la belleza del paisaje, porque resultó ser un lugar tan pero tan lindo que trajeron una cuenta de $260, a razón de $26 el litro (no les vamos a decir cuántas eramos). Decí que justo pasó un amigo con tarjeta de crédito que andaba en banda como nosotras y nos ayudó con el monto. Antes una cerveza valía unas chirolas, hoy en día te sale un ojo de la cara!! Decí que no cobraron laudo.

jueves, 27 de agosto de 2009

Embanda anduvo de pique por Rosario



Fue así: estábamos tan en banda pero tan en banda, que agarré y le dije a G.: "¿ché, qué onda si nos vamos a Rosario a pasar el week end?". "Pará - me contestó - que yo no sé qué presupuesto manejás vos". La verdad es que me dejó de una pieza, porque una persona que toma del pingüino connmigo no puede imaginar que si me voy a Rosario tengo pensado parar en el Hight. "Quedate tranquila - argüí -, como mucho $30 la noche por persona, qué te parece?" "Ah, perfecto", dijo G. Al otro día nos fuimos a Retiro y de ahí salimos a la mañana temprano. Cuando llegué G. estaba leyendo una guía turística sobre Rosario y sabía todo de la ciudad, la conocía como la palma de su mano. Se debe haber levantado a las 5 de la mañana para empezar a leer. Bueno, la cuestión es que no hubo pique en todo el finde, pero la pasamos bomba. Comimos en el río, caminamos de una punta a la otra, nos compramos 2 pulseras de cuero con tachas (una para cada una) y sacamos fotos. El resultado del safari fotográfico está a la vista (arriba). La primera (la de más arriba) es de una pintura rupestre que dice "Soy espezial", y es como que lo dice una especie de robot o aparato con el cual nos identificamos, parece. La segunda es una de nosotras dos (no voy adecir cuál) al lado de la pirámide de la diversidad. Y la tercera (la de abajo) es para que nos crean que realmente estuvimos en Rosario. Iba a poner la del monumento a la bandera, pero me pareció muy fálico.


martes, 14 de julio de 2009

Embanda es el lugar donde nadie quiere estar o del que todas quieren salir corriendo (F. de Fabiola)


El siguiente estatuto, tentativo, ha sido confeccionado días antes del pasado 9 de julio por F. de Fabiola, en un rapto de indiscutible genialidad. Luego, F. de Fabiola, cabeza de esta organización, nos dejó acéfalas dado que sufrió una suerte de brote o shock (muy distinto al de Susana Giménez) en el que repetía, a modo de estribillo piscótico: "Soy Laprida, Narciso Laprida".



"Embanda es ir de acá para allá sin rumbo fijo con la sensación de que se está yendo a alguna parte.
Una en-banda no se cuela, se suma.
Embanda toma ginger ale, vino, cerveza, té verde, té rojo, té de ginseng y gaseosa. En sus peores momentos, opta por una copa de fernando bien fresca.
Las integrantes de Embanda se nombran con iniciales falsas, porque su mayor interés es conservar un eterno anonimato.
Estar en banda es una deshonra, y se vive como tal.
Embanda trae alegría.
Embanda rompe los respaldos de los sillones.
Embanda tiene prohibido engordar. (“Lo que faltaba: en banda y redonda, o cuadrada que es peor”; acotó una noche R de Robertina para gran consternación de las pocas presentes.)
Embanda no defiende a las mascotas hogareñas. Defiende a los gatos callejeros.
Embanda odia el tango y ama las rancheras. Pero Embanda igual va a la milonga queer todos los martes. Embanda hace publicidad gratis.
Embanda usa remerones sólo para dormir. Y pone avisos en los diarios.
Embanda figura en el DSM IV (vademecum psiquiátrico ad hoc).
Embanda tiene doble personalidad.
Embanda le roba la comida a sus propias integrantes.
Embanda tiene una integrante vegetariana. El resto son carnívoras.
Embanda tiene mucha energía no conducida e inconducente.
Embanda se distrae hablando de moda.
Embanda se distrae hablando de todo un poco.
Embanda se distrae hablando de nada.
Embanda jamás habla de sus futuras novias.
Embanda no levanta la perdiz ni le pone el cascabel al gato.
Embanda sabe bailar los dos malambos: sureño y norteño.
Embanda tiene un imposible: cantar en el karaoké de Marlene.
Embanda tiene un dolor entre pecho y espalda.
Embanda no recibe donaciones.
Embanda da pasos en falso.
Embanda no se priva de imaginar.
Embanda no escucha, habla.
Embanda hace lo que puede, no se queja.
Embanda tiene un buen estado físico.
Embanda tiene un pésimo estado espiritual.
Embanda encontró al Buda y lo mató.
Embanda no tiene religión ni bandera.
Embanda creció de golpe.
Embanda no escupe al cielo, ni tampoco al suelo.
Embanda les tira margaritas a los chanchos.
Embanda vende souvenirs de Embanda.
Embanda no va dos veces a la misma fiesta.
Embanda no quiere que nadie se identifique con sus dichos.
Embanda va a fiestas, pero no sabe si vuelve.


Una futura novia no puede ser integrante de Embanda.
Una ex novia no puede ser integrante de Embanda.
Una novia, menos.
Las Embanda no tienen novia explícita, pero sí amantes, filos y asuntitos de excepción. Están discutiendo el reglamento interno porque una de las fundadoras, F de Fabiola, insiste en que se podría tener novia y al mismo tiempo seguir estando en-banda para no desmantelar el espíritu de cuerpo que dio origen a la organización. Otras dos fundadoras, G de Gerarda y R de Robertina, se niegan rotundamente a este último precepto, al que califican de ridículo. Para resolverse esperan comentarios de la primera vocal, N. de Nuria, que seguramente no votará ni a favor ni en contra porque es la más dejada de todas".

lunes, 15 de junio de 2009

A la postre


Resulta que un día estábamos con G. (de Gerarda) y F. (de Fabiola) comiendo en El dragón porteño y a mi se me ocurrió pedir un postre:
- Por mí no... - dijo F.
- Yo a penas una cosita - acotó G.
Entonces fui al baño y cuando volví, F. dijo:
- Ya pedimos algo.
Ese "algo" es lo que se ve en la foto de arriba. La sacó G. con su celular. El mismo celular con el que casi tenemos que llamar a una ambulancia después de comer esto: almendrado + flan + bocha de dulce de leche + 2 bananas + baño de chocolate.
Hay que estar bien en banda para esto.